Un trabajo con futuro: piloto de drones
Actualmente, en ROBUR hay ya 14 pilotos de drones especialistas que trabajan en las inspecciones de plantas industriales en general y en plantas eólicas en particular.
Mirando al futuro, la demanda podría crecer enormemente en los próximos dos años, y solo si hablamos del ámbito de la inspección.
Pero ¿qué se necesita para ser piloto de drones y qué hace que el trabajo sea tan sumamente difícil que para algunos encargos se necesita una formación extensa y muchos años de experiencia?
Un piloto de drones se encarga de pilotar estos vehículos desde el suelo con un controlador, habitualmente un joystick, igual que se controlan los coches teledirigidos para niños. Y, al igual que esto no es tan fácil, como saben todos los que lo han probado, hacer lo
mismo en un espacio tridimensional en el aire es todavía más difícil, particularmente cuando un dron carísimo debe sobrevolar una turbina eólica a 140 metros del suelo con pocos metros de distancia y una colisión con la turbina costaría una fortuna e incluso podría ser peligroso, según las circunstancias.
Por eso, lo ideal es que los pilotos de drones sepan volar de verdad, o al menos esto facilita la formación considerablemente. Sin embargo, esto es solo la mitad del trabajo, porque pilotar un dron es mucho más difícil. A diferencia de un avión o helicóptero, aquí no te sientas en el vehículo aéreo ni lo controlas desde la perspectiva de vuelo, sino que tienes que meterte en el dron mentalmente. Con la palanca del joystick hacia delante, el dron vuela recto. Bien. Después de 20 metros, haces un giro de 180 grados. Palanca de nuevo hacia delante y, ¡oh, no!, el objeto ahora vuela hacia atrás. Para llegar a dominar esto, hay que practicar muchísimo. Y ahora imaginémonos que hacemos lo mismo con viento y una distancia de 100 metros respecto al dron.
En comparación con la formación en sí, el permiso de conducir básico que se requiere para pilotar un dron de 250 g o más es muy simple, sobre todo porque la parte práctica del examen solo exige que domines maniobras de vuelo muy rudimentarias, que no serían suficientes para el uso profesional ni de lejos.
Según Detlef Wormstall, que es responsable de la formación y el uso de pilotos de drones en ROBUR, los pilotos tienen que ser suficientemente buenos como para poder pilotar el dron de manera intuitiva y ejecutar las maniobras correctas en situaciones de peligro sin tener que pensar mucho. Este requisito es lo que hace que la tarea sea tan difícil y que solo se pueda dominar con mucho entrenamiento y práctica.
Los drones se utilizan mucho en las inspecciones de turbinas eólicas. Para poder trabajar como piloto en este ámbito, además del permiso de conducir y mucha experiencia de vuelo, también se necesita una formación completa en seguridad ante el viento y un curso de seguridad. Y, por si esto no fuera suficiente, estos permisos solo son válidos para tipos de turbinas específicos.
Para las misiones en el ámbito offshore, los requisitos son aún más exigentes. Quien quiera pilotar un dron en estas plantas debe aportar muchos años de experiencia de vuelo adicional.
Si crees que eso es todo, te equivocas de medio a medio. En Alemania se necesita un permiso de vuelo de la autoridad de aviación competente para todos los usos comerciales. También se requieren otros documentos, como un consentimiento del propietario del terreno, una declaración de no objeción de la autoridad del orden público (en vuelos urbanos) y la aprobación del servicio alemán de control del tráfico aéreo (para vuelos dentro del espacio aéreo controlado). Además, hay que indicar con precisión la altura de vuelo, la fecha del ascenso, un mapa o imagen de satélite del lugar del ascenso con el sector de vuelo marcado y la superficie de despegue y aterrizaje. Por lo tanto, se recomienda empezar con la planificación puntualmente y prever tiempo para los permisos.
Si el uso de los drones está planificado en un espacio aéreo controlado, es decir, cerca de aeropuertos, también hay que garantizar el contacto permanente con el servicio de control aéreo para poder recibir las instrucciones correspondientes o, al revés, comunicar información relevante al servicio. Asimismo, hay que estar familiarizado con el funcionamiento y la jerga del control del tráfico aéreo.
Si bien esto suena muy complejo en Alemania, todavía hay que mencionar la dificultad añadida que supone el hecho de que en cada país existan diferentes requisitos, normas y procedimientos de autorización. Por eso, en los contratos de ROBUR casi siempre suele añadirse la aclaración de las especificaciones nacionales.
En teoría, esto debería facilitarlo (o al menos en la Unión Europea) el nuevo reglamento de la UE sobre drones, que entrará en vigor el 1 de enero de 2021. Por desgracia, aún nadie sabe cómo se trasladará este reglamento concretamente al derecho nacional. Habrá que esperar para ver qué pasa.
Hoy en día, cada vez se utilizan más las gafas de RA (realidad aumentada) y RV (realidad virtual) en los vuelos. Quien crea que estas gafas facilitan los vuelos se equivoca. La experiencia espacial requiere todavía más práctica y experiencia, comparable tal vez con los vuelos nocturnos o instrumentales. Por desgracia, el pilotaje se dificulta con el hecho de que, en la representación espacial visual con gafas, faltan los efectos como la gravedad, la aceleración y las fuerzas centrífugas. Así pues, se necesita muchísima práctica y entrenamiento, ya solo para controlar los mareos recurrentes.
El uso de IA (inteligencia artificial) y técnicas de vuelo autónomo cambiarán el uso y el vuelo de drones a la larga. Sin embargo, es probable que siempre deba haber un piloto presente,
aunque solo sea por seguridad en caso de emergencia.
Llegados a este punto, ya habrá quedado claro que el pilotaje de drones es una profesión muy emocionante, variada y con futuro, pero también que es muy exigente y requiere una formación sólida con mucho entrenamiento, nada que ver con los requisitos de un piloto de recreación.
En ROBUR se añade otra dificultad más: no basta con poder pilotar un dron específico, ya que, debido a la gran variedad de lugares y finalidades de uso, en ROBUR se realizan vuelos con casi todos los sistemas. Esto, a su vez, convierte a ROBUR en un colaborador muy solicitado por todos los fabricantes de sistemas de drones, ya que ¿dónde si no iban a encontrar la experiencia con los sistemas más dispares concentrada en un solo sitio?
Quien tenga ganas de convertirse en piloto de drones puede presentar su solicitud. A pesar del coronavirus, este año hemos realizado muchos proyectos en Escandinavia, Serbia y Grecia, entre otros sitios, y ya tenemos experiencia con más de 2000 turbinas onshore y offshore (unos 4000 despegues), así como con numerosas inspecciones en interiores. Aquí se ofrece más información (en alemán): www.robur-industry-service.com/karriere/