Cero radiaciones.
Dispositivos de rayos X no solo existen en la medicina. Por ello, no solo se «radiografían» huesos y dientes, sino también aceites y otros materiales. En este artículo le explicamos para qué.
En lo relativo a la radioactividad, lo primero que solemos pensar es en la energía atómica. Raramente en la radiografía. Aún cuando es prácticamente impensable una medicina sin diagnóstico con modernos dispositivos de rayos X.
La técnica de rayos X también se aplica en otros sectores. Por ejemplo en la producción de plásticos. Aquí se mide con «dispositivos de rayos X» la viscosidad (capacidad de fluido) del aceite para que la misma sea correcta en el proceso de producción. O más tarde, la humedad residual en el plástico producido.
Podemos tranquilizar a aquél que ahora se preocupa sobre si el plástico podría estar contaminado por la radioactividad. El material radioactivo utilizado en el proceso tiene una dosis reducida y tiempos de caducidad muy cortos, por lo que queda completamente excluido el riesgo.
Cada unidad de medida consta de un emisor (el radiador) y un receptor. El emisor irradia una dosis débil de radioactividad, la cual es medida por el receptor. El material entre el emisor y el receptor, es decir, en nuestro ejemplo del aceite, modifica la señal en función de su temperatura . Así, p. ej., se puede controlar la temperatura óptima y el grado de fluidez para un procesamiento posterior.
El emisor contiene un núcleo débilmente radioactivo blindado con plomo. Este se ha de recambiar de vez en cuando. Una tarea para los expertos de SAT Kerntechnik, pues para ello se ha de disponer de una formación técnica de protección radiológica y del pertinente equipo. Aunque un sistema de medición radiométrica de estas características, no presenta ningún peligro en funcionamiento, un núcleo sin protección es una fuente de peligro potencial.
Para el recambio del núcleo se construye un «castillo de plomo» alrededor de la unidad emisora. Este está formado por piedras de plomo y hace posible el recambio del núcleo sin que se produzca una radiación radioactiva incontrolada en todas las direcciones. Los especialistas de SAT Kerntechnik se encargan de desmontar el «radiador» y el recambio de la fuente de radiación propiamente dicha, el núcleo, suele ser asumido por el fabricante, en este caso los especialistas de Berthold Technologies.
Además de la radioactividad, también hay otros desafíos: algunos radiadores pesan unos 750 kg, están montados a grandes alturas y son de difícil acceso. Cada recambio es diferente, las condiciones son distintas y la creatividad de los expertos de SAT Kerntechnik se ve constantemente desafiada.